Arte y arquitectura
article | Tiempo de lectura3 min
Arte y arquitectura
article | Tiempo de lectura3 min
Una auténtica obra maestra de la vidriera bajomedieval...
Al girar hacia el oeste en la capilla superior, la Rosa del Apocalipsis llama inmediatamente la atención.
Sus 9 metros de anchura le adentran en un conjunto de "llamas" de piedra, especialmente complejas y características de la arquitectura gótica flamígera del siglo XV.
La rosa actual está dedicada al Apocalipsis y fue reconstruida durante el reinado de Carlos VIII, hacia 1485. En uno de los medallones de la parte inferior izquierda se puede ver la "K" coronada de Karolus (Carlos), que sustituye a la rosa original del siglo XIII, que ya tenía el mismo tema. Los constructores del siglo XV decidieron convertirla en una obra de estilo flamígero, contemporáneo de su época.
Observará que los colores dominantes han cambiado. Ya no son el azul y el rojo los que dominan, como en las vidrieras que le rodean, sino el amarillo y el verde. El uso sistemático desde el siglo XIV del amarillo plateado, un óxido metálico utilizado para colorear el vidrio, revolucionó el arte de las vidrieras.
Este rosetón está excepcionalmente bien conservado, ya que sólo 9 de sus 87 paneles fueron restaurados en el siglo XIX.
Situada en la fachada oeste, como suele ocurrir en las iglesias, la rosa es la última parte del edificio que deja pasar la luz a la capilla superior.
Para los cristianos en particular, la rosa del Apocalipsis es testigo del retorno glorioso de Cristo y del advenimiento de su reino: la Jerusalén celestial.
En esta profusión de símbolos que componen el Apocalipsis, podemos distinguir en el óculo, el ojo de la rosa, al Cristo entronizado cuya boca está atravesada por una espada. A sus pies se encuentra el profeta San Juan, a quien Cristo revela "el sentido divino de su tiempo y cómo el pueblo de Dios será pronto liberado".
En la parte inferior del óculo, se distinguen dos de los cuatro terribles jinetes del Apocalipsis: a la izquierda, un jinete blanco (la muerte) sale de la boca de un dragón, y a la derecha, un jinete que lleva escamas (el hambre).